El sistema de esencias florales del Flower Essence Service (FES), cuidadosamente trabajado por Patricia Kaminski y Richard Katz en la generosa naturaleza de la Sierra Nevada del estado de California, es extremadamente rico en sus contenidos, a la vez que abierto y sutil por aunar en su partogénesis las sutilezas de la sensibilización sensible con el mundo de las plantas, una espiritualidad arraigada en la realidad del mundo, la precisión de los estudios botánicos clásicos, la profundidad psicológica del trabajo con los arquetipos junguianos y con las mitologías clásicas, las ricas tradiciones orales y escritas de diversas culturas, y una amplia comprobación de los usos terapéuticos de las esencias, que se apoya en el trabajo clínico de años por parte de terapeutas de todo el mundo, en un intento de recoger la siempre importante visión empírica del paradigma de las ciencias.

Las esencias florales, nos dicen Patricia y Richard, son catalizadores de los conflictos del alma y, como tales, son armonizadores de cuerpo, emociones, mente y espíritu. Cada flor, cada esencia, en tanto que representación de uno de los infinitos contenidos de lo Divino, de lo Uno, nos habla de uno de los múltiples viajes del alma que busca el camino de vuelta a sí misma y, en suma, a la unión con el todo.

Formados en el trabajo social (Patricia Kaminski) y en el mundo de la matemática y de la ciencia (Richard Katz), ambos creadores comparten una visión Goetheana del mundo que nos remite a una espiritualidad no sólo ascendente sino también arraigada en el mundo y sus conflictos, que vuelve su mirada a la naturaleza como punto de eterno retomo en nuestra búsqueda de sentido. Es esa amplia concepción holística del hombre y del mundo que vincula el cosmos y los cielos con el hombre y la tierra; los contenidos de la psicología humanista con las percepciones del mundo de lo no visible que el romanticismo alemán rescató para occidente; y, por último, la aspiración empirista del método científico con los aspectos más intuitivos y sensibles del ser humano.

El sistema floral FES es amplio y abierto, a la par que sutilmente coherente y trabado, de forma que cada esencia, como un hilo de oro, se vincula con todo el resto de un hermoso laberinto que, huyendo de compartimentos estancos, nos ayuda a encontrar respuestas a los conflictos de lo cotidiano y de lo eterno. Las 103 esencias catalogadas en el sistema nos abren multiplicidad de puertas para el trabajo sobre las dificultades del presente, de nuestro “aquí y ahora”, siendo excelentes herramientas para hacer frente a los problemas de nuestro tiempo: la separación, la soledad, la angustia de la búsqueda, la espiritualidad, la agresión, la violencia, la sexualidad, la aceleración histórica, la abrumación informativa, la globalización, el encuentro con la sombra, o el proceso de individuación entre otros. Con su sutil energía nos ayudan en nuestro camino en estos tiempos de cambio de paradigma.

Por último, subrayar el sobresaliente esfuerzo de la Flower Essence Society por crear una red mundial de trabajo clínico e investigación, que no solamente reivindique y dé a la terapia floral el reconocimiento social que tantos buscamos, sino que también aporte estudios de carácter más científico y más amplio a todos cuantos nos dedicamos a esta actividad y creemos en ella como una importante aportación terapéutica de nuestro tiempo, para nuestro bienestar y el de la propia tierra.